martes, 10 de marzo de 2009

"Cárcel de Ventas, hotel maravilloso"

El centro cultural Conde Duque alberga desde el 3 de marzo de 2009 la exposición "Presas del franquismo", un proyecto de la Fundación de Investigaciones Marxistas que pretende visibilizar la experiencia penitenciaria femenina durante las primeras décadas de la dictadura.

Doscientas personas acudieron a la inauguración de la exposición "Presas del franquismo", entre ellas algunas de las protagonistas, que agradecieron el reconocimiento que esta exposición supone para el drama de las prisioneras. “¡Somos historia viviente!” declaró emocionada una de ellas.
“La exposición pretende ser un homenaje a todas las presas políticas de la dictadura, pero este tema es muy difícil expresarlo en una galería” afirmó Sergio Gálvez, comisario de la exposición, en su discurso de presentación. “Madrid es la ciudad desmemoriada porque no hay placas en los lugares emblemáticos - continúo Sergio Gálvez- por eso insto al grupo municipal de Izquierda Unida para que siga peleando por la memoria histórica de la capital”.
El momento más emotivo del acto se vivió cuando las ex prisioneras allí presentes recordaron su trágica experiencia así como las canciones y recitales de su época en la cárcel (
“Cárcel de Ventas/Hotel Maravilloso/donde se come y se vive a tó confort...” o “La Internacional”, entre otras).

La sala Juan de Villanueva será la sede de esta exposición hasta el 9 de mayo de 2009. La voz y la memoria de estas mujeres (doblemente reprimidas por rojas y por mujeres) se convierten en el núcleo de este museo que cuenta con testimonios y documentos originales e impactantes (vídeos, audios, fotografías y manuscritos).

Declaraciones de ex prisioneras del franquismo

En primer lugar, la colección muestra los avances de la II República respecto a la humanización penitenciaria, gracias a la labor de Victoria Kent. A continuación, explica la vida de las presas (con especial hincapié en las cárceles de Les Corps, Ventas y Saturrarán). Trabajo y religión eran dos pilares que vertebraban el funcionamiento de las galeras, en las que el deporte era un estímulo para la supervivencia de las prisioneras y una referencia obligada en las publicaciones oficiales de la época. Los niños y las prostitutas ocupan el siguiente apartado. Los niños vivían con sus madres un año. Después eran separados por tabiques que sólo podían traspasar media hora al día para que los niños no se contagiaran de la ideología materna. La prostitución no se prohibió hasta 1956, pero se persiguió la actividad ilegal y callejera. En 1941, Pilar Primo de Rivera creó prisiones especiales para estas mujeres jóvenes, casi niñas, sin recursos y con un alto índice de enfermedad. También se homenajea la resistencia que las presas del franquismo desarrollaron. Se alude a anécdotas concretas como el envío a los compañeros de los monos que las prisioneras tejían para el ejército franquista o la huelga de hambre en solidaridad por el castigo a Mercedes Gómez Otero por hablar de las pésimas condiciones del centro penitenciario. Finalmente, se recuerda la labor de heroínas como Matilde Landa Vaz que creó una “oficina de penadas” para tramitar indultos y ofrecer apoyo psicológico a las compañeras.

En resumen, una exposición que recorre los diversos aspectos de la vida de las presas políticas en la cárcel y que pretende homenajear a todas ellas para que no se olvide esta trágica parte de la historia que muchas veces no está suficientemente recordada.

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